En el relevo generacional de una empresa familiar, cada decisión jurídica y fiscal cuenta. Una de las estrategias más eficaces —y, sin embargo, desconocidas por muchas pymes— es la constitución del usufructo vitalicio sobre participaciones sociales, especialmente cuando se desea transmitir la propiedad a hijos o sobrinos sin perder el control económico de la empresa.
En este contexto, el usufructo vitalicio no es una simple fórmula teórica: es una herramienta potente para planificar la sucesión sin comprometer la operativa ni disparar la factura fiscal.
¿Qué implica esta estrategia?
Se trata de una operación en la que el titular de participaciones sociales (por ejemplo, en una sociedad limitada) transmite la nuda propiedad a sus hijos o sobrinos, reservándose para sí el usufructo vitalicio, es decir, el derecho a seguir percibiendo los dividendos, votar en la junta y ejercer el control económico de la sociedad mientras viva.
Esto permite anticipar la sucesión empresarial de forma ordenada, y además puede beneficiarse de bonificaciones fiscales muy interesantes si se cumplen los requisitos del artículo 20.6 de la Ley del Impuesto sobre Sucesiones y Donaciones (LISD).
Ventajas fiscales para familias empresarias
Este tipo de operación, cuando está bien planificada, puede acceder a bonificaciones de hasta el 95% en el Impuesto sobre Sucesiones y Donaciones. Pero cuidado: no todo vale. La normativa exige que el donante tenga más del 5% del capital, que se mantenga la participación durante al menos diez años y que el donatario continúe con la actividad económica de la empresa.
Además, es esencial que la empresa tenga la consideración de «empresa familiar» a efectos fiscales. De ahí que el acompañamiento experto de una asesoría como Consultax resulte determinante.
Riesgos de una mala planificación
Un error común es pensar que basta con «hacer una escritura y ya está». Pero si no se estructura correctamente —por ejemplo, si no se acredita la actividad económica, no se cumplen los requisitos de dirección efectiva, o no se documenta debidamente el reparto de dividendos—, el resultado puede ser una regularización fiscal inesperada con importantes costes.
Otro riesgo es la pérdida de control: muchos empresarios no son conscientes de que, al transmitir la nuda propiedad sin pactos adecuados, podrían perder el control en situaciones futuras (por ejemplo, si los nudos propietarios deciden vender o ejercer su derecho de voto en contra del usufructuario).
¿Qué recomendamos desde Consultax?
Cada familia y cada empresa tienen circunstancias únicas. Pero cuando se trata de garantizar el futuro de una pyme familiar sin asumir riesgos innecesarios, el usufructo vitalicio de participaciones merece estar encima de la mesa.
Desde Consultax, ayudamos a diseñar este tipo de operaciones con una estrategia global que incluye el análisis fiscal, societario y sucesorio, evitando sorpresas desagradables y garantizando la continuidad del proyecto empresarial familiar.





